domingo, 30 de noviembre de 2008

¿Qué tanto somos de nuestras cartas natales?

Cuando empecé a estudiar astrología, me gustaba hacerle sus cartas a mis amigos más escépticos para ver las caras que ponían cuando les decía cosas que nunca le habían contado a nadie, ni siquiera a sus padres. "¿Cómo lo sabes?" me decían, y yo les respondía que no lo sabía, que yo sólo estaba interpretando lo que veía pero que ellos me lo acababan de confirmar.
De la misma manera, al interpretar cartas en consultas, me ha sucedido que afirmo algo y el (o la) consultante me dice que eso no es cierto, que no es así.

¿Qué puede hacer que algo sea cierto con respecto a las características que nos predice la carta y que otras cosas no lo sean? Definitivamente, como dije en el blog anterior, la vida que hemos llevado y las consecuencias de las decisiones que hemos tomado.

Dos personas con la misma carta tendrán tendencias similares, pero no actuarán de la misma manera si uno nació en una familia humilde y tuvo que luchar para ganarse todo en la vida y el otro nació en una familia acomodada en la que tuvo todo lo que necesitó durante su formación. Ambas situaciones tienen consecuencias y riesgos tanto positivos como negativos, y de ninguna manera podemos decir que una opción es la buena y la otra es la mala. Para aquellos que piensen que que el primero terminará siendo un delincuente mientras el otro se convertirá en un exitoso ejecutivo, les puedo decir que he visto historias en las que sucede justo lo opuesto, y si bien uno puede terminar inhalando solventes, el segundo siempre podrá tener acceso a las drogas más caras; y si a uno puede corromperlo la necesidad, al otro puede hacerlo la ambición.

Por otra parte, el libre albedrío y nuestra voluntad, no bastan para controlar nuestra naturaleza, y sin embargo son el elemento más importante para comenzar (y sostener) una enorme guerra para tratar de modificar algo que no nos convence o no nos conviene de nuestra personalidad. Es muy difícil erradicar esas características, pero podemos tratar de controlarlas, mediante un enorme esfuerzo de autoanálisis y sobre todo tratando de mantener nuestra consciencia activa en ese asunto... pero el día que dejamos de ser conscientes de aquello en lo que debemos enfocarnos, caemos y volvemos a caer, arrastrados por nuestra naturaleza. ¿O piensas que es fácil mantener la consciencia activa en algo? te invito a que trates de mantener tu atención en la punta de tu nariz, siente un cosquilleo, como si se "llenara de sangre", así sabrás que tu atención está en tu nariz...

Quiero ofrecer un ejemplo para cada uno de los puntos de los párrafos anteriores.

Cuando leí la primera carta que me hicieron, recuerdo haber leído dos características nada agradables de mi personalidad, y sin embargo nunca se manifestaron, pues no soy así. ¿Qué sucedió? Pues que una era consecuencia de la influencia paterna, mientras que la otra se daba por una sobreprotección de la madre. El asunto aquí es que mis padres se separaron cuando yo era muy pequeño, y a mi padre jamás lo volví a ver mientras que mi madre se tuvo que hacer cargo de dos hijos y trabajaba todo el día; al llegar en la noche, revisaba y corregía estrictamente mis tareas (pues ella era maestra de primaria), así que nunca hubo tiempo para sobreprotegerme, sino todo lo contrario, pues formó a un hijo demasiado independiente y maduro para su edad. Eso explica la ausencia de esas características desagradables, y tiene que ver con la historia personal.

Con respecto a lo segundo, les puedo comentar que siempre tuve serios problemas con el manejo de mi ira (un marte en aries haciendo cuadratura a una luna en capricornio). Me enojaba fuertemente con la gente y rompía cosas (además de golpear paredes, ups). Después de los 21 años, decidí que era necesario hacer algo al respecto, pues me convenía controlarme para llevarme mejor con la gente (en especial en el trabajo jeje), y así empecé a hacer un enorme esfuerzo que después de varios años me permitió darme cuenta justo cuando había "metido la pata", para después ser consciente en el momento mismo en el que la estaba "regando" y posteriormente logré anticipar mis reacciones para evitar hacer tonterías de las que después me pudiera arrepentir. Actualmente mi carácter es fuerte, pero mucho más controlado, y sin embargo, mi mano derecha ha sufrido 2 accidentes porque en ambas ocasiones "perdí el control"...

¿Sigues sintiendo tu nariz? ups, quizá no jejeje, Ok dirás que hice trampa o que no sabías que el reto era mantener tu consciencia en tu nariz a pesar de seguir leyendo. Muy bien, ¿qué has hecho en los últimos 5 minutos? y te recuerdo que en los últimos minutos has estado frente a tu monitor leyendo este blog. ¿Te has rascado? ¿quizá estornudaste o te acomodaste los lentes? ¿en donde estaban tus manos y que hacían? o quizá puedas recordar, si es que manejas, ¿que hacen tus manos o que gestos haces cuando vas manejando y estás platicando o estás pensando en algún problema personal o de trabajo? ¿recuerdas qué carros tenías a los lados y atrás? ¿marcas y colores?...

Como puedes ver, la mayor parte del tiempo actuamos con el piloto automático conectado y sólo somos conscientes de lo más inmediato. Así es poco probable que podamos modificar algo que no nos agrade y seguramente estaremos actuando de manera predecible según nuestra carta natal. Recuerda que nadie está bien ni mal, sólo tenemos una naturaleza que debemos conocer para poderla controlar, y no que esta nos controle a nosotros.

Mucha suerte... ¿y tu nariz? jejeje :-)