sábado, 11 de octubre de 2008

Mi último día en el Olimpo

Sabía que era inevitable, sólo aguardaba el momento, pero no quería abandonar la paz y la plenitud que viví en el Olimpo. Aquí nada es bueno ni malo, simplemente es. Repasaba todo lo aprendido tras mi recapitulación, y estaba convencido del paso que iba a dar, pero hasta los grandes espíritus han dudado. Si estuviera bajo la influencia de la prisión de la carne, no hay duda de la emoción que recorrería mi cuerpo: miedo...

Los peces no dejaban de seguirme. Se les veía complacidos. Me dijeron "cuando el león aparezca por el horizonte será el momento; él te guiará, para bien o para mal". "No lo olvidaré" dije, pero sabía que no sería así; sabía que olvidaría todo y que mi misión sería recordar para poder trabajar. Ellos parecían adivinar todos mis pensamientos, así que me dijeron "no te preocupes, Helio, a través de nosotros, te obsequia una gran intuición y una gran imaginación, sólo debes buscar las respuestas hacia adentro, ahí esta la clave, pero no te encierres demasiado ni busques evadir la realidad", "lo tendré en cuenta" dije, "al menos eso espero".

De pronto empezaron a agitarse y a dar enormes saltos todas las criaturas del mar; los delfines especialmente explotaron en júbilo. "Este es el momento más hermoso" dijeron, "no te sientas desprotegido, pues todo el Olimpo se ha dado cita para obsequiarte atributos que te ayudarán en tu camino", - "aunque algunos son armas de doble filo, ten cuidado", -"en manos del ignorante, ¡hasta una manzana es una bomba!". No sé, pero esos chirridos ultrasónicos me inspiraron confianza, y era justo a tiempo, pues empezaba a sentirme cada vez más denso, y eso significaba sólo una cosa... las emociones empezaban a manifestarse, ahora sí no había marcha atrás.

"Valor" dijo un salmón, "eres grande y estás listo, lo que empiezas a sentir es natural, pero el tamaño de tus pruebas son la justa medida a tu grandeza, recuerda que sólo con altas presiones y temperaturas se convierte el carbón en diamante". Tenía razón, y además de los sentimientos preocupantes, me empezaba a embriagar la emoción, aunque eso tampoco me agradaba mucho, pues nublaba mi razón. Poco a poco estaba perdiendo el control de mí mismo.

Pronto ví una enorme cohorte acercarse a donde me encontraba, el espectáculo era magnificente, estaba temblando, nunca pensé que se preocuparan tanto por mí. El primero en hablar fué Zeus, no siempre era así, por lo que me sentí halagado. "Las habilidades de una mente analítica y metódica, la pulcritud, el servicio a la humanidad, es lo que te otorgo para cuanta empresa quieras iniciar", y así se adelantaron Hades y Urano, señores del inframundo y de los cielos obscuros respectivamente, y secundaron la moción del primero entre los dioses, ofreciéndome la transmutación interna y la energía innovadora a través de las mismas características.

El siguiente en hablar fué Poseidón, dios de los mares, "yo te daré una imaginación penetrante, capás de desentrañar los misterios de la muerte; una mente con gran capacidad para la investigación y poseedora de una profunda espiritualidad, pero sólo podrás acceder a ella si logras controlar tus pasiones".

Se adelantó una cabra, quien dijo "Selene no puede estar aquí y ahora, pero en su nombre tendrás una emocionalidad fría, reservada, disciplinada, responsable y trabajadora; la justicia será una prioridad para tí, sólo deberás cuidar de no ser demasiado rígido, ambicioso y egoísta".

Afrodita y Hermes se acercaron a mí. "La nueva era comienza, el aguador ha derramado su cántaro y con ello el conocimiento debe prevalecer, dejando atrás esa era obscura que reinó en el mundo de los hombres" dijo Afrodita. "Tu capacidad afectiva, tu juicio estético, así como tu filtro intelectual y de comunicación, serán acordes a la nueva era, por lo que en un principio serás incomprendido, hasta que las nuevas condiciones prevalezcan" dijo Hermes. "Tu manera de relacionarte con el mundo exterior será amigable, vanguardista, original, rebelde, altruista pero impersonal y distante; también serás muy nervioso. Por todo esto deberás tener cuidado de no alienarte por sentir que no encajas en ningún lugar" dijo finalmente Afrodita.

A la distancia ví a Helio, pero fiel a su encomienda no se detuvo, finalmente su dote había sido entregada. Una orca me dijo que me cuidara de poner toda mi energía vital en las relaciones, de todo tipo, lo cual no lo entendí bien en ese momento, pero no tuve oportunidad de preguntar el sentido de esa frase. Se acercaron entonces Ares y Cronos... los "maléficos". Venían muy unidos, a la par, y se hizo un gran silencio. Ares se adelantó un poco, mirando con dureza a la cabra, "cuanto necesites energéticamente, lo tendrás, pero irá acrecentado, así que la ira, la asertividad y el dinamismo serán tus más grandes retos" dijo el maléfico menor. -"A través de estás energías se materializarán tus miedos kármicos, pero si logras dominarlas, accederás a la sabiduría y te reencontrarás con la misión de tu alma" dijo el padre del tiempo.

Desde lo alto, un toro dominaba el paisaje, y me previno sobre la necedad, las pasiones y el materialismo a fín de alcanzar mis metas.
Entonces todos se empezaron a abrir para flanquear la llegada del león. Había llegado la hora. El león me abrazó, se le veía emocionado y me protegía como a un hijo. Me dijo: "aunque parecerás muy apacible, cuando despierten al león que hay en tí tendrás toda la fuerza a tu disposición. Serás generoso y aunque explotarás constantemente no serás rencoroso, de hecho el sentido del humor será una poderosa herramienta para relacionarte. Por otra parte, cuida no dramatizar de más y aprende a controlar la vanidad".

Puso su zarpa en mi hombro para animarme a emprender la marcha. Empezaba a sentirme cada vez más y más denso, y el miedo me invadía, así que rompí el silencio y dije: "pronto estaré de regreso en el mundo de los hombres; no sé si seré digno de la encomienda de los dioses, pero lo que sí sé, es que aunque caiga una y otra vez, me levantaré siempre para intentarlo de nuevo, pues el día que pierda esa capacidad de levantarme y echar a andar de nuevo la ilusión, estaré muerto, aunque siga latiendo el corazón".

El león se detuvo, me vió con compasión, me abrazó, me dió un obsequio y me dijo "úsalo cuando tengas dudas, lo llevarás grabado dentro de tí"... "¿qué es esto?" pregunté, -"¡una imagen de este momento!"...